Toni Vingut, partiendo desde una impresionante quinta posición, mostró un rendimiento excepcional en los primeros waypoints, escalando hasta la quinta posición gracias a su ritmo consistente. Sin embargo, su avance se vio abruptamente interrumpido por un pinchazo. A pesar de detenerse para reparar el daño, Toni continuó la etapa, aunque con una preocupación creciente debido a las notables vibraciones en la rueda, las cuales hacían temer la posibilidad de una avería adicional.

En ese momento crucial, en la vastedad del desierto saudí, se topó con Desbuisson, cuyo quad estaba inmovilizado por un eje roto. En un gesto de camaradería que solo se encuentra en los desafíos más extremos, Desbuisson ofreció a Vingut las ruedas de su propio vehículo. Esta acción no solo refleja la solidaridad entre competidores, sino también la esencia pura del Rally Dakar, donde la supervivencia y la ayuda mutua prevalecen sobre la competencia.

Equipado con las nuevas ruedas, Vingut reinició su carrera, enfrentándose a las implacables condiciones del desierto. Su determinación lo llevó a superar las dificultades de navegación y los terrenos traicioneros, que iban desde sinuosos cañones hasta plateaus pedregosos y sectores de ríos secos. A pesar de perder tiempo valioso, su habilidad para adaptarse a circunstancias imprevistas y su resistencia mental lo mantuvieron en la lucha.

Tras superar estos desafíos, Toni Vingut completó la etapa en una meritoria séptima posición, registrando un tiempo de 4:56:09. Su perseverancia fue recompensada aún más cuando, debido a la penalización de otro competidor, ascendió a la sexta posición. En la clasificación general, Vingut se mantiene firmemente en el sexto lugar, con un tiempo total acumulado de 26:21:40, demostrando su constancia y habilidad en uno de los eventos más exigentes del mundo del rally.